El conocimiento no sólo debe estar en nuestro cerebro, sino que también debe estar en todas las células de nuestro cuerpo.
Nosotros, no incrementaremos nuestro conocimiento simplemente con pensar, razonar y entender aquellas imágenes o conceptos que parecen correctos en nuestro cerebro. Será necesario que entendamos que, cada célula, de nuestro cuerpo, tiene conciencia de lo que debe hacer.
Por lo que, si no tomamos en cuenta esta realidad, y no trabajamos previamente en nuestro cuerpo para limpiar lo que hay y para sustituirlo por ese nuevo concepto que ahora se está tratando, todo él estará produciendo un freno. Tal es así que, si este nuevo concepto fuese el concepto Amor, y llegáramos a pensar que es imprescindible amar, nos daríamos cuenta que nuestras acciones no son acciones que impulsen Amor, porque las células de nuestro cuerpo no tienen registrada esa importancia.
De este modo, nos damos cuenta que el conocimiento no sólo debe estar en nuestro cerebro, sino que también debe estar en todas las células de nuestro cuerpo, porque todo conforma una Unidad de trabajo y porque las células de nuestro cuerpo son las que impulsan nuestras acciones.
Como nuestras neuronas motoras, que transmiten las órdenes que van a producir nuestros movimientos, no transmiten, a nuestro cuerpo, los nuevos conocimientos adquiridos, entonces nosotros cambiaremos lo que está grabado en las células de nuestro cuerpo: Amándolas. Es decir, será necesario que todas las células de nuestro cuerpo reciban un impacto clarificador de Luz. Es como si nosotros tuviésemos que decirles a las células de nuestro cuerpo que ahora podemos darles una nueva Luz, que permitirá que se muevan en un nivel de mayor armonización.